Terapia de personas severamente traumatizadas

Viví en Chile en la época de la dictadura militar y por esta razón me tocó conocer y atender a personas que habían sido víctimas, en diferentes grados, situaciones y formas, de violencia ejercida por órganos del Estado o que tenían familiares cercanos que habían sido asesinados, secuestrados o hechos “desaparecer” por organismos oficiales. Estas personas con toda frecuencia arrastran daños, trastornos y dolencias psíquicas, que en la mayoría de los casos dejan secuelas de larga permanencia en sus vidas. Estas dolencias sólo pueden tratarse de formas decididamente distintas de aquellas que frecuentemente se utilizan en el tratamiento de otros trastornos psíquicos. Muy frecuentemente resultan completamente inadecuados los procedimientos y técnicas terapéuticas comunes. La psicoterapia bordea aquí sus propios límites. Las personas dañadas por la violencia del Estado y los seres humanos severamente traumatizados por guerras o violencia política lo que menos necesitan es una supuesta “neutralidad” de parte de un terapeuta. No les ayuda que éste intervenga desde afuera en el “caso” de un individuo “enfermo”, aplicando de manera clínicamente estéril un procedimiento terapéutico estándar, sin atender al complejo contexto político-social que rodea el fenómeno. Más bien, lo que se necesita es justamente lo contrario: una suerte de “partidismo terapéutico”, es decir, una clara, expresa e indiscutible toma de posición del terapeuta al lado de la víctima.

¿Se necesita entonces un enfoque psicosocial?

Sí. Definitivamente.

La ayuda del psicoterapeuta sólo puede tener efecto terapéutico si es que éste – más allá del apoyo psicológico al afectado – se hace parte activamente en la querella social y política por la denuncia y reparación. Ello porque el aspecto quizás más importante de la terapia consista justamente en acabar con el mito de un supuesto problema individual y comprender que aquí NO se trata de un trauma individual o privado, sino de un trauma social.

Los colegas chilenos del ILAS, Instituto Latinoamericano de Salud Mental y Derechos Humanos, han desarrollado un enfoque psicosocial muy efectivo para ayudar a las víctimas de la violencia estatal y de la violencia política. Este enfoque sirve de base para la forma de abordaje con la que trabajo.